Las conclusiones del estudio sobre la adicción al juego realizado por la Asociación Alavesa de Jugadores en Rehabilitación (ASAJER) son demoledoras. Tan sólo una de cada diez ludópatas de la provincia se somete a algún tipo de tratamiento. Esto supone que de las 1674 personas con problemas de adicción, detectadas por el colectivo, 154 pidieron ayuda psicológica el año pasado para poder superar sus problemas con las máquinas tragaperras o con juegos de azar. “Muy rara vez los afectados optan por el tratamiento, pese a a que existen muchos recursos asistenciales”, se lamenta Ana Herrezuelo, coordinadora del informe.
La principal causa hay que buscarla, según los expertos, en la poca conciencia que toma el afectado sobre la enfermedad que padece. “No perciben la magnitud del problema, porque una cosa es saber que se es ludópata y otra saber lo que puede suponer eso”, asegura Idoia Axpe, presidenta de Asajer.
La mayoría de los tratamientos que se realizan tiene un carácter ambulatorio; es decir, el afectado no debe permanecer ingresado en ningún centro. Sin embargo, el principal problema llega cuando el ludópata “cree que es una mera cuestión de voluntad. Piensan que de la misma forma que han empezado a jugar pueden dejar de hacerlo. Y eso es un error”, insiste Axpe. “Todo viene motivado porque no hay una sintomatología física, por ello no se llega a pedir ayuda”, remarca Francisco Gómez, responsable de Área de Salud Pública.
La mayoría de los 154 ludópatas tratados por Asajer son hombres –casi el 93%-, mientras que el número de mujeres apenas superó la docena. “Es cierto que hay menos mujeres que hombres afectadas por esta enfermedad, pero sabemos que su demanda de ayuda es muy pequeña”, reconoce Herrezuelo. Los motivos son varios y van desde la soledad con la que la mujer se enfrenta a esta situación, al poco apoyo que se le ofrece y a la consideración negativa del problema en este colectivo.
Apoyo familiar:
Por tanto, el perfil del ludópata que se somete a un tratamiento es el de un varón de entre 35 y 45 años, casado y con estudios; ya sean de bachillerato superior o universitarios. Tiene trabajo, aunque no cualificado, y empieza a jugar entre los 18 y 29 años. Por lo general, tiene antecedentes familiares de juego patológico, padece problemas de ansiedad o depresión, por lo que toma medicación y consume alcohol y tabaco, según el informe.
Los autores del estudio también hacen hincapié en la necesaria implicación del entorno familiar del afectado para superar la enfermedad. “La familia tiene muchas dificultades para entender que ella también es parte del problema y que ha de iniciar su propio proceso de recuperación conjunta a la del enfermo”, enfatizó Herrezuelo.
Participantes: 154 ludópatas en tratamiento en el año 2002. El 92,5% hombres y el 7,51% mujeres. |
Edad: la mitad tiene entre 35 y 45 años, el 30% entre 23 y 35, y el 14,8% son menores de 25. |
Estudios: la mayoría tiene estudios de bachillerato superior o universitarios. |
Situación laboral: el 74% trabaja; el 9,8% está en paro, el 7% estudia y el 5,5% está jubilado. El 25,4% desempeña un trabajo no cualificado. |
Juego: la mayoría tiene adicción a las máquinas tragaperras. |
Edad de inicio: el 50% entre los 18 y 29 años; y el 33,7% entre los 10 y 17 años. |
Información: Asajer. General Álava, 25-1º Derecha. Tel: 945140468. |