OCHO DE CADA DIEZ LUDÓPATAS BEBEN Y EL 70% FUMA A DIARIO.
Las personas con patologías graves con las apuestas consumen preferentemente hachís o marihuana y ‘coca’
Pocos reconocen tener problemas con el juego y si lo hacen aseguran que fue en el pasado y de forma puntual.
Los hombres juegan más que las mujeres, salvo al bingo, y en la zona rural se apuesta más que en Vitoria.
R. RUIZ DE GAUNA VITORIA. El juego es una actividad común a la inmensamayoría de los alaveses. Más del 80% de la población apuesta a la Primitiva, prueba suerte en la Quiniela o las tragaperras o vista un bingo, aunque sea de forma esporádica. Sin embargo, cuando la afición por las apuestas se descontrola se convierte en ludopatía y requiere tratamiento.
Ahora, un informede la Asociación de jugadores en rehabilitación Asajer revela la estrecha relación entre esta patología y la adicción a otras sustancias estupefacientes como el alcohol, tabaco,marihuana o cocaína. Ocho de cada diez jugadores patológicos consumen a diario bebidas de baja graduación, cifra que en los no jugadores apenas alcanza a dos de cada diez. El 16% a diario copas frente al 0,7% de los no adictos a las apuestas. Además, el 70% de los ludópatas fuma una cajetilla de cigarros al día. Son datos extraídos del segundo estudio sobre la prevalencia de la adicción al juego en Álava, presentado ayer por la psicóloga de Asajer, Idoia Axpe. El documento fue elaborado el pasado año a raíz de una encuesta realizada a 1.129 ciudadanos tanto de la capital como de la zona rural, con un margen de error del 2,9%. La confluencia de juego y drogas convierte a los afectados en personas con una patología dual, un trastorno mental como es el juego patológico y una adicción a sustancias estupefacientes. “No estaríamos hablando, por tanto, de un único tratamiento sino de la necesidad de que estas personas se sometieran a un proceso de rehabilitación para corregir ambas adicciones”, explicó Axpe. En Álava hay a día de hoy 4.564 ludópatas, pero la onda expansiva es mucho mayor si se tiene en cuenta que esta patología afecta a todo el entorno de los afectados (familiares, amigos..). “Estaríamos hablando entonces de 11.772 personas”, puntualiza la psicóloga. El perfil del ciudadano con problemas de juego es el de un hombre, de entre 45 y 64 años, soltero o sin pareja, con bajo nivel de estudios, clase media-baja, ingresos propios y, curiosamente, residente en la zona rural. En general, apuestan más los hombres que las mujeres, salvo en el bingo, donde se cumple la leyenda urbana de que son ellas quienes abarrotan las salas cada sábado por la noche. Otra excepción la conforman los jóvenes, que lideran el ranking de los denominados juegos privados: apuestas deportivas, deporte rural, cartas, tragaperras… En definitiva, el 1,7% de la población alavesa tiene dificultades con el juego, leves en el 1,2% de los casos y patológicos en el 0,5%. Sin embargo, la mayoría de los adictos no reconoce el problema. Y si lo hacen, aseguran que fue en el pasado y de forma puntual –sólo 228 personas (0,1%) se confiesan enganchados–. “No son conscientes de su dependencia, piensan que juegan porque y cuando quieren y que cuando lo deseen dejarán de hacerlo”, apunta desde Asajer, Ana Herrezuela. Tampoco la sociedad ve demasiado grave el problema del juego a tenor de los datos extraídos de la encuesta. Considera que esta actividad no debe prohibirse, aún sabiendo que lleva implícito un riesgo, y que es cada persona quien debe decidir si apuesta o no, pese a que un parte importante de la población (83,8%) ve este comportamiento como una droga, que a la larga engancha. Si tan claro está, ¿por qué se permite o no se controla de manera más efectiva?, se preguntan los responsables de Asajer. Quizá la respuesta radica en que “no todo el que juega llega a tener problemas”, afirma Axpe.
INMIGRANTES Y TRAGAPERRAS
Además de realizar campañas de concienciación para explicar los peligros de la ludopatía, sobre todo, en los casos en que ésta va unida al consumo de otras sustancias, desde la asociación Asajer piden que se tenga muy en cuenta a la población inmigrante. En muchos casos, son personas que proceden de países donde la práctica de juegos de azar, las apuestas con dinero y las máquinas tragaperras están prohibidas. Una situación que, unida a una delicada situación económica, puede provocar que se acerquen al juego como fórmula para conseguir dinero fácil que pueda solucionar sus problemas. No puede olvidarse que la principal motivación para jugar es ganar dinero, según el estudio. Después está el factor entretenimiento, la sensación que se experimenta y el hecho de que ayuda a olvidarse de los problemas.
Fuente: Diario de Noticias de Álava Sábado, 20 de junio de 2009