La primera cuestión a clarificar es que la ludopatía NO ES UN VICIO. A nivel social, toda situación que no asociamos a problemas de índole físico y que tiene componentes psicológicos o emocionales, cuesta comprenderla y se pasa a buscar una explicación desde lo moral. Por ejemplo, en el juego, la persona que se gasta el dinero de la familia en el juego se le califica como viciosa, inmoral y sinvergüenza.
Cuando hablamos de ludopatía, hay que tener claro que la persona que juega ha perdido la capacidad de controlar su conducta de juego: tiene limitada la voluntad sobre el juego; quiere parar de jugar pero no puede conseguirlo definitivamente.
Este trastorno es considerado un problema de salud grave, ya que pone en riesgo no sólo la salud de la persona que juega sino también la de su familia. El descontrol del juego pone en peligro aspectos tan importantes como el bienestar psicológico de la persona que juega, la economía familiar, las relaciones sociales y familiares, así como el desarrollo de actividades y obligaciones tales como estudios, trabajo y aficiones.